Antes de que Internet entrase en nuestras vidas, era fácil desconocer el pasado de las personas que nos rodeaban, incluso el de las más cercanas.
Ahora, con el uso de Internet tal y como lo conocemos, es muy difícil no conocer los datos personales de las personas que conocemos o, incluso, de las que hemos oído hablar.
Es evidente, que el uso de Internet nos ha facilitado mucho, muchísimo diría yo, el día a día. Ahora, es infinitamente más fácil encontrar información que nos ayude en el desempeño de nuestro trabajo y, ni que decir tiene, nos ayuda a estar en contacto con aquellas personas de nuestro pasado o que se encuentran lejos que, de otra manera, habría sido muy difícil, por no decir prácticamente imposible.
Evidentemente, las ventajas que nos proporciona Internet son innumerables, pero también tiene sus desventajas y es que, desde el momento en que un ciudadano introduce sus datos en Internet, ya sea para formar parte de una red social de amigos (Facebook) o de profesionales (Linkedin),o incluso para encontrar empleo, está facilitando o posibilitando que esos datos sean accesibles a los demás usuarios de Internet, en este caso, al resto del mundo.
Es más, hemos llegado a unos extremos en los que no hace falta que el ciudadano introduzca sus datos en Internet para que estos aparezcan. Es suficiente con que aparezcan en un diario oficial para que también lo hagan en Internet ya que, éstos diarios son publicados en la red. Y esto, puede deberse a algo tan insignificante como una multa de tráfico.
Con el paso del tiempo, muchos ciudadanos se están encontrando con un problema de importancia: conseguir borrar los datos que aparecen sobre ellos en Internet. Esta necesidad puede ser debida a muchas causas, por ejemplo, que colgaron vídeos o fotografías comprometidas o divertidas cuando eran jóvenes y, ahora, quieren que desaparezcan para que no puedan ser vistas por otros ciudadanos. Ciudadanos que en muchos casos pueden llegar a ser sus jefes y que, de conocer esos vídeos o fotografías, saben a ciencia cierta que no serán contratados para según que puestos de trabajo.
La pregunta deviene obligada: ¿Tengo derecho a que mis datos desaparezcan de Internet? ¿Tengo derecho al olvido (a que me dejen en paz)?
La respuesta es SI, aunque no será nada fácil.
El derecho al olvido es lo que viene defendiendo, desde hace años, entre otros, la Agencia Española de Protección de Datos.
La Agencia defiende que el derecho al olvido es un derecho fundamental enmarcado dentro del artículo 18.4 de la Constitución Española (norma suprema de nuestro Ordenamiento Jurídico). Este precepto establece:
La Ley limitará el uso de la informática para garantizar el honor y la intimidad personal y familiar de los ciudadanos y el pleno ejercicio de sus derechos.
Todo ello, de conformidad con la Ley Orgánica de Protección de Datos y en relación con el artículo 10.1 de la Constitución Española:
La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social.
Por tanto y según lo expuesto, toda persona tiene derecho al olvido, a que sus datos desaparezcan de la red para que nadie pueda tener acceso a ellos aunque, con excepciones, y es que, el derecho al olvido está en conflicto directo con el derecho de información, por lo que, si la persona que quiere borrar sus datos es una persona pública y la información que quiere que desaparezca es de relevancia pública o interés público, en ese caso, el derecho de información prevalece sobre el derecho al olvido y no podrá hacerlo. Lo que es totalmente lógico.
El mayor problema para que desaparezcan los datos personales de Internet es que los buscadores (Google, Yahoo…) indexan esos datos y hace que se encuentren en la red de forma indefinida, lo que hace muy difícil su desaparición (casi imposible) y es aquí, donde actualmente se encuentra la lucha.
Los buscadores, en la mayoría de los casos, hacen oídos sordos a las peticiones de los ciudadanos sobre la desaparición de sus datos o deniegan esta posibilidad alegando el derecho de información de los usuarios en Internet. No obstante, hay varios casos abiertos y a la espera de resolución por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Habrá que esperar a ver qué resuelve al respecto, aunque parece evidente que cualquier persona tiene derecho a la cancelación de sus datos, aunque hubiesen sido consentidos en su día, tal y como se recoge en la Ley Orgánica de Protección de Datos, y es en este sentido, como se espera se pronuncie el Tribunal.
A mayor abundamiento, la Audiencia Nacional, mediante Auto de fecha 27 de febrero de 2012, planteó una cuestión prejudicial al TJCE sobre el derecho al olvido digital, en el que le efectuaba una serie de preguntas al TJCE, entre ellas: la responsabilidad de los buscadores en el tratamiento de los datos y sí estos deben hacer caso a las peticiones de los usuarios respecto a la oposición y cancelación de sus datos personales. El Tribunal aún no ha resuelto, pero sin lugar a dudas, dicha resolución aclarará muchas cuestiones respecto al alcance del derecho al olvido en Internet o eso, es lo que se espera.
En cualquier caso y con independencia del derecho al olvido que tiene cualquier ciudadano, es importante que tomemos conciencia de lo que implica, puede conllevar y el alcance que tendrá el colgar en Internet datos o información sobre nosotros y, antes de hacerlo, nos planteemos las consecuencias que puede tener y si nos compensa.