El uso de las nuevas tecnologías es parte ya de nuestra vida diaria y fruto de ello, cada día nacen nuevos productos y servicios ofrecidos a través de medios tecnológicos (por ejemplo, aplicaciones móviles). El problema de dichos productos y servicios es que son creados con una finalidad concreta y con un objetivo económico claro y pocas veces, mientras se diseña y crea el producto o servicio, se piensa en cómo, una vez terminado, va a afectar dicho proyecto a la privacidad del usuario que lo utilice, es decir, cómo se va a proteger la intimidad del usuario que utilice el producto.
Y es aquí, cuando nace el término o el concepto «la privacidad desde el diseño«, la idea de que el diseño del producto o servicio que vamos a crear debe tener en cuenta, desde un principio, la protección de la privacidad del usuario. En caso contrario, nos encontramos que una vez terminado el proyecto no somos capaces de encajar su diseño (ya terminado) con el cumplimiento de la normativa de protección de datos.
Para evaluar si nuestro producto o servicio cumple con «la privacidad desde el diseño» podemos utilizar varias herramientas, una de ellas son las Evaluaciones de Impacto en la Privacidad o en la Protección de Datos.