Cuando me quedé embarazada, descubrí el mundo YouTube más allá de una plataforma para ver videoclips o tutoriales y es que, descubrí los canales de YouTube y me hice fiel seguidora de algún que otro conocido canal sobre maternidad.
Me resultaba interesante ver cómo otras mamás habían pasado su embarazo, el parto y después habían gestionado los primeros meses de maternidad. Debo reconocer que más de una idea sobre crianza me he adueñado y más de un consejo he seguido.
Ahora bien, como abogada especialista en temas de privacidad, me despierta muchísima curiosidad (no imagináis cuánta) saber si estas mamás «blogueras» o estas «Youtubers» se han parado a pensar cómo puede afectarles a sus hijos, cuando estos sean mayores, el haber expuesto TODA SU VIDA en internet.
Hemos de pensar que estos niños están creciendo, incluso desde antes de nacer, con una cámara delante de ellos con las que sus madres (a veces también sus padres) graban, almacenan y después publican en internet toda su vida (su nacimiento, su primer baño, su primera sonrisa, sus primeros pasos, sus juguetes, lo que llevan puesto, su habitación, lo que comen… y no acabaría).