Internet se ha convertido en la herramienta perfecta para dar a conocer a artistas o autores de obras literarias, fotográficas, etc. El problema es que es una herramienta tan buena para difundir información, como tan mala para permitir que cualquier usuario de internet pueda acceder a ese contenido, descargárselo y hacer un uso no autorizado por el autor de la obra en cuestión de segundos.
Por ejemplo, en el caso de las imágenes o fotografías, los autores de dichas imágenes se ven en la tesitura de tener que elegir entre no difundir sus imágenes por internet y reservarlas para mostrarlas a un pequeño círculo o en una galería (donde, dicho sea de paso, nadie garantiza que los clientes hagan foto de la foto y la cuelguen en internet) o difundirlas a través de internet y darse a conocer, con los peligros del posible (casi seguro) uso de la imagen sin su consentimiento que ello conlleva.
No obstante, y a pesar de que proteger las imágenes o fotografías en internet resulta una tarea difícil, existen sistemas para protegerlas, en la medida de lo posible.
Así, paso a detallar algunos de los mecanismos o herramientas más comunes para la protección de las imágenes en internet:
- Hacer constar expresamente la reserva de todos los derechos de autor en la página web donde colguemos las imágenes o fotografías. Habitualmente, en el pie de la página web se hace constar expresamente «©(nombre del autor y año)». En contra de lo que se cree, no es necesario tener las imágenes registradas para poder hacer uso del signo del «copyright» (©), el mero hecho de la creación de la obra (sea la obra que sea) permite al autor proteger sus derechos.
- Indicar en el aviso legal de la página web, mediante un apartado concreto de propiedad intelectual, que las obras, contenido, diseño, etc. de la página web está protegido por los derechos de autor y que, por tanto, salvo que el autor lo autorice expresamente, queda prohibido el uso de todo el contenido de la página web, especialmente las imágenes, reservándonos el derechos a ejercer acciones judiciales en caso de que se vulneren los derechos de autor.
- Utilizar marcas de agua.Así, una de las técnicas más visuales para la protección de las imágenes es ponerles marcas de agua, a poder ser grandes y que atraviesen toda la imagen, para advertir al usuario de que aquella imagen o fotografía está protegida y que si quiere utilizarla, tiene que o bien pagar por ella o bien pedirle al autor autorización, dependiendo de las condiciones de la licencia de uso de la misma. Hoy en día, existen softwares que permiten poner marcas de agua a las imágenes, aunque cabe decir que, como en todo, también existen softwares que permiten retirar las marcas de agua.
- Firmar la imagen o fotografía. Esta es una técnica, al igual que las marcas de agua, muy común y que permite de forma muy visual acreditar la protección de la imagen. Habitualmente, se utiliza el «©(nombre del autor y año)» o directamente el nombre del autor en plena fotografía, como si se tratase de una marca de agua.
- Actualmente, muchas cámaras permiten guardar en los metadatos de la fotografía datos sobre: quién ha tomado la imagen, desde qué dispositivo, cuándo, dónde, etc. Lo que permite al autor proteger su imagen a través de la información que se guarda en la propia fotografía, aunque no visible a simple vista.
- Por último y aunque más rudimentaria, una técnica utilizada por los autores de las fotografías es colgarlas en internet a bajísima calidad. De forma que la imagen tenga suficiente calidad para que se intuya el tipo de imagen y sus características, pero insuficiente para que un usuario pueda hacer un uso comercial de la misma.
En cualquier caso y pese a las medidas de protección que puedan implementarse en la imagen, es cierto que, es muy difícil evitar el uso no autorizado de las mismas ya que, es muy común que, por ejemplo, si un usuario adquiere una imagen legalmente y la cuelga en su blog sin la marca de agua, ya que tiene derecho a su uso porque ha pagado por ella, otros usuarios se la descarguen de dicho blog y hagan un uso no autorizado.
Por último, me gustaría explicar (a modo de pequeña reflexión) que el otro día me comentaron que la propietaria de una galería de arte estaba desesperada porque los visitantes, no solo no compraban las obras expuestas (cosa totalmente lícita), sino que, sin ningún tipo de remordimiento o disimulo, hacían con sus teléfonos móviles fotografías de las obras, sin que ella pueda saber o controlar el uso de esas imágenes.