Facebook es, actualmente, la red social más importante del mundo con casi 1.300 millones de usuarios en activo. Esta red social, conocida por todos y creada por Mark Zuckerberg, nunca ha dejado de ser polémica por el uso que hace de los datos personales e imágenes de sus usuarios.
Facebook, como cualquier servicio que se presta a través de internet de forma gratuita, en realidad tiene un coste y ese coste son nuestros datos personales, en definitiva, nuestra privacidad.
Así, Facebook obtiene sus beneficios, no de sus usuarios (que no pagan por hacer uso de la red social), sino de los anunciantes que pueden colocar publicidad en los perfiles de los usuarios dependiendo de las preferencias de éstos. Lo que quiere decir, que Facebook recoge y trata los datos personales de sus usuarios, para posteriormente, hacer un uso comercial de los mismos.

El problema que tienen en la mayoría de casos los acuerdos de desarrollo de Software o programa informático es que, habitualmente, se inician entre dos empresas o amigos de forma que, ambas partes confían en el buen hacer de la otra parte y por ese motivo, o bien no existe contrato entre ellas y lo que encontramos es un presupuesto y muchos correos electrónicos cruzados, o bien, en el mejor de los casos, existe un contrato de desarrollo de Software amplío que no establece, entre otras, qué pasa si una de las partes incumple o si el Software que se entrega no sirve para aquello para lo que fue encargado, es decir, no cumple el objetivo de lo que realmente se necesita.
¿Qué es el «Big Data»?
Muchas son las empresas que, con el crecimiento de Internet y el libre acceso a su información a través de sus páginas web o buscadores, han visto vulnerados sus derechos de propiedad industrial, esto es, su derecho de marca y/o diseño industrial por parte de otras empresas o particulares.
La llamada tasa Google, de la que tanto oímos hablar estos días en los medios de comunicación, es un canon, regulado en el proyecto de reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (pendiente de aprobación), que tendrán que pagar los prestadores de servicios (plataformas webs, redes sociales, etc.) que enlacen a artículos informativos, añadiendo para ello parte del contenido de esos artículos. El ejemplo más claro es Google News, de ahí el nombre coloquial que se le ha dado al canon, conocido como «tasa Google«.
Después de que el pasado 13 de mayo de 2014 se dictase, por parte del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, sentencia en la que se reconoce el llamado «
